2020 sirvió de enseñanza y preparación para que nuestro país cuente con reservas de productos sanitarios y haya mejorado su capacidad de fabricación.
Poco se sabe de la variante ómicron que poco a poco se extiende por el Globo. El pánico mundial está llevando al derrumbe de las bolsas y a que se cierre el espacio aéreo con varios países del sur de África, al tiempo que se van conociendo varios casos en países de la Unión Europea como Alemania, Bélgica y Reino Unido.
¿Podría darse de nuevo un cierre de fronteras como el de marzo y abril de 2020? Se trata de una posibilidad todavía hoy remota, pero ante la que España está mejor preparada que hace un año en caso de que se recrudezca la pandemia. La dependencia de las cadenas de suministro externas ni será tan inmediata ni tan elevada.
Para empezar, tanto las comunidades autónomas como el Estado han hecho acopio de productos sanitarios, sobre todo de elementos de protección individual (EPI), entre ellos las indispensables mascarillas. Así lo indican fuentes del sector, que con todo apuntan que es muy difícil hacer aproximaciones en cifras sobre cuánto material pueden tener almacenado las Administraciones Públicas.
Si es necesario ‘salir de compras’, los métodos también han cambiando. La reserva estratégica de productos sanitarios generada por el Ministerio de Sanidad debería permitir engranajes más rápidos para la compra pública, aunque fuentes consultadas en el sector privado no lo tienen muy claro.
Por otro lado, desde el Ministerio de Sanidad quieren poner orden en la situación. El departamento que dirige Carolina Darias recuerda que los países con los que se están cerrando fronteras «no son proveedores de productos sanitarios» (no como en el caso de China, que sigue siendo el principal suministrador de estos materiales) en indican, consultados por este medio, que «de momento todo funciona con normalidad«.
AUTOSUFICIENCIA
Más allá de los remanentes con los que puedan contar las Administraciones Públicas (y el sector privado), la pandemia ha forzado a que en solo un año haya surgido una industria que podría paliar un eventual desabastecimiento extranjero de productos sanitarios y nuestro país sea, hasta cierto punto, autosuficiente.
Desde la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIs (OESP) aseguran que su sector cuenta con una capacidad de producción de más de 160 millones de mascarillas al mes, «lo que permite asegurar un abastecimiento a nivel nacional suficiente de estos productos».
De hecho, de cara a 2022, la idea de estas empresas es ampliar la producción un 10%. A esto hay que sumar que España tiene capacidad de producir vacunas para humanos.
Se trata de uno de los principales cambios forzados por la Covid. Antes de la pandemia, España no tenía capacidad alguna de producir antígenos. En cambio, ya cuenta con hasta tres empresas que pueden hacerlo.
Por un lado, Rovi, que en 2022 está previsto que pueda fabricar hasta 1.400 millones de dosis anuales de la vacuna contra la Covid-19 de Moderna. También Biofabri, del gallego Grupo Zendal, cuenta con autorización y capacidad de producción de vacunas para humanos, y particularmente antiCovid gracias a su acuerdo con Novavax (aunque la vacuna de esta compañía no está aprobada aún).
Finalmente, está Hipra, la compañía catalana que desplegará la primera vacuna española contra la Covid. De ella, se producirá el próximo año 600 millones de dosis y podría doblar la capacidad en 2023.
En cualquier caso, de cara al futuro, el Gobierno confía en que esto sea la punta del iceberg de la producción farmacéutica patria. Esa es la intención del PERTE sanitario e industrial por el que se pretende incentivar que los laboratorios produzcan más medicamentos de los considerados esenciales dentro de las fronteras españolas.
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